Una de las trabajadoras, que vende flores en la vereda del cementerio de la Recoleta, cuenta que ya antes del 31 los llamados ''payeseros’’ hacen de la suyas, pero ella no les tiene miedo a tal punto que para asegurar la venta acostumbra a quedarse a dormir en su mismo puesto.
''Yo por ejemplo me quedo a dormir acá en mi casilla, pongo todo al costado mis flores, coloco un cartón y me duermo ahí. Vivo en Ñemby, estoy lejos y me es imposible venir a la mañana temprano’’, expresó la mujer.
La misma resaltó que las ofrendas que se suelen realizar son prácticamente habituales. Comentó que los desconocidos utilizan bebidas alcohólicas, golosinas y vestidos de negro supuestamente para practicar el famoso ''payé''.
Por otro lado, el guardia nocturno del lugar dijo que encontrar las ofrendas como rituales no es nada nuevo.
''Llegué a encontrar gallina muerta entre velas con flores de diferentes colores, le tiran caña y todo ese tipo de cosas, a veces hacen sus rituales cerca de algunos panteones, que eligen al azar seguramente’’, acotó.
El hombre mencionó, entre risas, que temen más que nada por los desconocidos vivos, que podrían ser ladrones, y no exactamente de los muertos.