Revive el año 2009, cuando Paraguay logró su última clasificación a un Mundial, rumbo a Sudáfrica 2010. La memoria transporta a un país donde la comunicación giraba en torno a SMS, sin WhatsApp ni inteligencia artificial. El celular de moda era el Blackberry y en Villarrica se instalaba Wi-Fi por primera vez en una plaza pública.
Las entradas eran físicas y las largas filas en ventanillas eran parte de la “pasión futbolera”. En la economía, un pasaje costaba G. 2.000, el cine G. 20.000, y las empanadas tenían su “boom” a G. 500.
En política, Fernando Lugo era presidente, Horacio Cartes aún no votaba y Santiago Peña figuraba en el Partido Liberal. El Papa era Benedicto XVI, y nadie imaginaba a un argentino (Papa Francisco) en el Vaticano.
La sociedad debatía sobre inseguridad en el norte y el nombre Bad Bunny aún no existía. Los festejos se realizaban en la Plaza de la Democracia con banderas y camisetas rojas. Hoy, con el “efecto Alfaro”, Paraguay revive la ilusión de volver a un Mundial.