Esta barrera evita el contacto directo entre él y los pasajeros, quienes a menudo convocan a los conductores solo para asaltarlos, hurtarlos, robarles o incluso, lamentablemente, herirlos o causarles la muerte.
El conductor indicó que, desde que colocó esta malla, ya logró evitar varios intentos de robo. Relató un incidente en el que dos muchachos se subieron, y uno se “quedó petrificado” al ver la reja, lo que lo llevó a bajarse, cancelar el viaje y prevenir el asalto.
Medina lamentó sentirse triste por la inseguridad, pero señaló que no hay más remedio que recurrir a estas medidas, ya que ni la policía ni el Ministerio Público pueden ofrecer garantías a los trabajadores del volante. Aunque algunos clientes se sorprenden, diciendo que se sienten como si los estuvieran llevando “a la cárcel”, la mayoría apoya este método de seguridad y se siente cómoda y segura.
Según Medina, otros métodos, como los rastreadores GPS o las cámaras de seguridad, son solo métodos “pasivos” que, aunque documentan el hecho, no evitan el asalto ni el “mal momento”.