Los legisladores recordaron que Medina fue emboscado y asesinado el 16 de octubre de 2014, tras una larga serie de amenazas por sus investigaciones sobre narcotráfico en Canindeyú. Un mes antes del crimen, le habían retirado la custodia policial, lo que evidencia la vulnerabilidad de los periodistas y la falta de respuesta del Estado.
En este contexto, reclaman mayor compromiso con la libertad de prensa y la protección a comunicadores, quienes muchas veces trabajan sin garantías mínimas en zonas dominadas por el narcotráfico y la corrupción política.
La bancada opositora impulsa un proyecto de Ley para blindar a los trabajadores de prensa, pero denuncian que sectores cartistas restan importancia a la iniciativa e incluso la califican de “innecesaria”.
“Si el crimen organizado logró enquistarse en los tres poderes del Estado, es porque se lo permitió. Hoy no solo hablamos de narcotráfico, hablamos de corrupción que alcanza a jueces, fiscales y parlamentarios”, expresó uno de los diputados durante el homenaje a Pablo Medina.
La denuncia reaviva el debate sobre la debilidad institucional del Paraguay y la necesidad de una reforma profunda que frene la expansión criminal en el ámbito político y judicial. La memoria de Pablo Medina, asesinado por decir la verdad, sigue siendo un recordatorio de que sin justicia y sin prensa libre, la democracia queda en deuda con el pueblo paraguayo.