En la carta, dirigida directamente a Marcelo, Aguilera expresa la dificultad de escribir estas líneas sin el coraje para leerlas en voz alta. Describe la pesada tarea de ser su viuda y madre de su hijo póstumo, Marcelito, quien ahora tiene dos años. Relata cómo le cuenta a su hijo sobre él, aunque a veces siente que no es suficiente, conmoviéndose y evitando que la vea llorar. Desea proteger a su hijo y a su familia de “todo lo malo” que les tocó vivir, incluida la “infamia de vivir en un país sin Justicia”.
Claudia Aguilera pide perdón a Marcelo, mencionando que la voz se le sigue quebrando al nombrarlo y por no usar el micrófono que tiene a diario (como periodista) para gritar y exigir justicia, admitiendo tener miedo. Describe el desgaste diario al pensar en lo ocurrido, pidiendo perdón por no poder recordarlo sonriendo o sentir la calidez de su abrazo, sino solo ver y escuchar los tres disparos y recordar su cuerpo ensangrentado y su corazón desvaneciéndose.
La viuda manifiesta su impotencia al evidenciar que la memoria de Marcelo “molesta a autoridades, a actores judiciales y a políticos de este país”. Sugiere que estas personas “tal vez prefieren encubrir, no sé a quién o a quiénes y borrar de paso tu legado”. Critica una “sociedad decadente” donde los valores que definían a Pecci son despreciados, mientras se ensalza a quienes logran poder y dinero a través de la corrupción y el crimen organizado. También expresa decepción por la “inacción de sus pares”, quienes, según ella, solo usan su nombre para reivindicar valores que no los representan.
Aguilera confiesa sentirse “alejada de Dios ante tanta tristeza”, frustrada, cansada y “asqueada de la institución que amaba, el Ministerio Público”, y declara que ha dejado de creer en la justicia. Pide perdón por estas líneas que no son más esperanzadoras y finaliza pidiendo a Marcelo que no se olvide de ellos, que los ayude a seguir fuertes, a no claudicar y a mantener la fe. Concluye reafirmando el amor de su familia y amigos, y el compromiso de seguir honrando su memoria y buscando justicia “en algún lugar del mundo”.
La publicación de esta carta subraya no solo el profundo dolor personal de la familia Pecci-Aguilera, sino también la percepción de inacción por parte de las autoridades para esclarecer la parte fundamental del caso: quiénes ordenaron el magnicidio del fiscal Marcelo Pecci.
A tres años del crimen, el Ministerio Público aún no ha dado señales claras de avanzar en este aspecto.
📌#AHORA Carta a Marcelo Pecci a 3 años de su muerte. Fue escrita y publicada hace instantes por su esposa Claudia Aguilera.
— Telefuturo (@Telefuturo) May 10, 2025
🗣''Te escribo estas líneas sin tener el coraje para leerlas en voz alta. Te escribo al cumplirse 3 años de tu muerte, de tu abrupta partida. Vida... no… pic.twitter.com/BQ3VLtvydl