Este cambio de definición es el punto central del proyecto. Anteriormente, los animales eran tratados legalmente como “cosas”. Al reconocerlos como seres sintientes, el objetivo es protegerlos enfáticamente del dolor, el sufrimiento y el malestar significativo. El alcance de la ley se ampliaría para incluir mamíferos, aves, reptiles, peces, anfibios, así como animales de carga, silvestres y exóticos en cautividad.
Sin embargo, la propuesta no está exenta de controversia y tiene sus detractores. La principal objeción radica en el temor de que considerar a los animales como seres sintientes “le puede abrir la puerta a acceder a reclamos de otro tipo de derechos”. Los defensores del proyecto contrarrestan este argumento señalando que los animales sienten dolor, alegría e incluso depresión, lo que, a su juicio, ratifica que son seres sintientes.
El proyecto contempla diversas medidas para garantizar la protección animal. Se proponen penas administrativas con multas y la creación de un registro de maltratadores. Para los casos considerados graves de maltrato, la ley establecería penas de hasta 6 años de cárcel. Además, se solicita al Instituto Nacional de Estadística (INE) que incluya preguntas relativas a los animales en futuros censos para crear una base de datos.
Una particularidad mencionada es que el proyecto llegó desde Diputados con algunos errores de redacción que ya están siendo corregidos. Como “perlita”, se cita que en el artículo sobre las sanciones se incluyó la “castración obligatoria” de forma ambigua, redactada como si el castigo aplicara al humano.