La acción se concentra principalmente en los complejos de favelas Alemão y Penha , al norte de Río, y se sustenta en la ejecución de 100 órdenes de detención.
Los enfrentamientos, que se extendieron por más de 24 horas, se vio complicado por el arsenal del grupo criminal, que incluso utilizó drones para arrojar explosivos. Hasta el momento, se reportan 81 detenidos, en su mayoría jóvenes, así como la incautación de unos 100 fusiles, 38 granadas y 30 vehículos robados.
El operativo provocó un fuerte impacto en la vida cotidiana de la población. Escuelas, universidades, guarderías y comercios suspendieron sus actividades, y las autoridades pidieron a los residentes permanecer en sus hogares mientras continúan los enfrentamientos. Además, se registran al menos seis civiles heridos, entre ellos conductores de plataformas y transeúntes.
La operación también generó tensiones políticas entre el gobernador de Río de Janeiro y el gobierno federal de Luiz Inácio Lula da Silva. El gobernador afirma haber solicitado en cuatro ocasiones vehículos blindados al Ejecutivo sin recibir respuesta, mientras que el ministro del Interior niega haber recibido tal pedido.