El hecho se inició cuando la víctima descendió de una unidad del transporte público y el delincuente la despojó de sus pertenencias. La joven, sin inmutarse, siguió al asaltante por varias cuadras, gritando pidiendo ayuda que, según el reporte, no recibió en ningún sector. La persecución continuó hasta que el sujeto logró internarse en el laberinto.
La zona de Añareta’i es descrita por la policía como una “zona roja”. Sus pasillos son muy angostos y configuran una red de “arterias”, “venas” y “subarterias” donde es muy fácil perderse si uno no es del lugar, incluso a plena luz del día.
Estos pasillos principales, como uno que conecta directamente con las avenidas Rodríguez de Francia y Eusebio Ayala, son estratégicamente utilizados por los delincuentes.
Según manifestó la policía, el sujeto ya está plenamente identificado. Señalan que el delincuente no es un poblador de Añareta’i, pero suele frecuentar la zona.
La hipótesis es que los delincuentes que cometen hechos fuera de este punto ya conocen estos laberintos y los utilizan como una vía de escape, aprovechando la dificultad que representa el área para una rápida llegada policial, especialmente en hora pico por el tráfico.
Una residente del lugar también afirmó que los delincuentes que usan esos pasillos no son del barrio.
La policía, con personal de la Comisaría Tercera, otras comisarías aledañas, el Grupo Lince y personal de eventos deportivos, está rastreando estos pasillos angostos en busca del asaltante