Según el relato de la víctima, el suceso tuvo lugar mientras se encontraba limpiando su casa. En ese momento, su hija de 41 años llegó y demandó dinero de forma inmediata. La señora Tomasa le explicó que no contaba con dinero, ya que no había podido salir a vender y su pequeña despensa no había generado ingresos suficientes.
Ante la negativa, la hija comenzó a recorrer los pasillos de la casa y, momentos después, regresó con una varilla, con la cual comenzó a golpear a su madre en varias partes del cuerpo. La agresión escaló cuando la tiró al suelo y, no contenta con los golpes, le colocó la varilla en el cuello intentando asfixiarla. La señora Tomasa perdió el conocimiento, pero antes de desvanecerse, comenzó a gritar pidiendo auxilio.
Afortunadamente, los gritos de doña Tomasa fueron escuchados por un sobrino y varios vecinos de la zona, quienes acudieron rápidamente al lugar y lograron separar a la agresora de su madre, brindando auxilio inmediato a la anciana. La señora fue trasladada a un centro asistencial para recibir atención médica.
Se supo que la agresora es hija única y hasta hace unos días vivía con su madre, pero doña Tomasa le había pedido que se retirara debido a su comportamiento agresivo. La hija se había mudado a una vivienda prácticamente enfrente de la casa de su madre. La agresora, que no trabaja y tiene un hijo de 14 años, solía ir cada cierto tiempo a exigir dinero a su madre.
Este no es un hecho aislado, ya que doña Tomasa relató que ya había sufrido episodios de violencia anteriores en dos ocasiones, por lo cual le había pedido a su hija que se fuera de la casa. Sin embargo, la anciana nunca había presentado una denuncia formal ante la policía, e incluso pedía a los vecinos que no lo hicieran, debido al “amor de madre” que sentía.