El sótano, que ya está reacondicionado y sirve actualmente como oficina del sindicato de funcionarios del Congreso, guarda vestigios de varios periodos históricos.
Se cree que en la época colonial funcionó como una especie de bóveda para almacenar alimentos. En otro momento, se presume que el sitio se utilizó como calabozo, e incluso se encontraron elementos de hierro que pudieron haberse usado para torturas.
Además, se hallaron restos de balas de cañón, probablemente de la época en que el lugar funcionó como museo militar, exhibiendo armas brasileñas utilizadas en la Guerra de 1870. En tiempos coloniales, este lugar también fue muy concurrido para comerciar tabaco.
Las características arquitectónicas del sitio son las que sugieren que el periodo colonial específico se remonta a 1750. El investigador arqueólogo Carlos Bonjoroch describe esta construcción como una de las más importantes de Asunción, siendo parte de un complejo de galerías y patios enclaustrados que correspondían al convento jesuita.