Aparentemente, subió sobre el brocal del pozo, que medía unos 75 centímetros de altura y estaba tapado de manera muy precaria con tablas de madera. Según el reporte policial, estas maderas estaban podridas, lo que provocó que una se deslizara y el niño cayera al interior del pozo, que contenía unos 2 metros de agua.
La madre, al notar la ausencia del niño, lo encontró en el pozo y alertó a los vecinos, quienes solicitaron de inmediato la presencia de los bomberos voluntarios de Cambyretá. Los bomberos lograron extraer al pequeño con signos vitales y lo trasladaron rápidamente al Hospital Regional de Encarnación. Lamentablemente, la Dra. Elisa Núñez, pediatra, confirmó su deceso por ahogamiento.
Familiares, como el tío Aníbal González, expresaron su consternación, mencionando que el pozo estaba “reforzado con ladrillo” y que el trágico suceso ocurrió en “unos segundos”. El suboficial mayor Lorenzo González de la policía señaló que las maderas que cubrían el pozo no estaban aseguradas.