La pesadilla para la familia Miranda comenzó el lunes cuando Sol presentó fiebre de 40 grados y dolor de garganta. Sus padres la llevaron rápidamente al hospital donde le recetaron paracetamol y dipirona para la fiebre y la enviaron de vuelta a casa.
Sin embargo, durante los días siguientes (martes, miércoles, jueves), la situación de la niña empeoró. Presentaba vómitos, dolor de panza, hinchazón y algo de dolor de espalda. Volvieron al Hospital Regional de Luque, donde le recetaron nuevos medicamentos, pero la situación continuó agravándose.
Según los padres, la médica les manifestó que la hinchazón era solo el “famoso tribú" o que la niña estaba “aventada”, recomendando que la hicieran caminar por el hospital para mejorar. La madre relató que la niña se retorcía de dolor y no podía caminar.
Posteriormente, Sol comenzó a tener dificultades para respirar. No le pusieron oxígeno de inmediato, y la situación seguía agravándose hasta que finalmente le colocaron oxígeno. La niña fue internada el viernes.
Se le realizaron estudios, como placas, que detectaron una infección. Esta infección agravó la situación de tal manera que Sol tuvo que ser intubada inmediatamente. Los padres fueron informados de que debía ser trasladada urgentemente a una unidad de terapia intensiva (UTI) porque el Hospital Regional de Luque no cuenta con una.
El traslado se vio demorado por la falta de ambulancia. Tuvieron que esperar 3 horas para que una ambulancia del SEME llegara desde Asunción para llevarla al Hospital Acosta Ñú. Un médico residente en Luque, que atendía a la niña en una situación muy complicada, aparentemente se encontraba en desesperación.
Llegaron al Hospital Acosta Ñú en la madrugada del sábado. Allí, Sol ingresó inmediatamente a la unidad de terapia intensiva. Fue en Acosta Ñú donde los padres recibieron un informe que los dejó destrozados: les dijeron que su hija estaba muy mal y delicada porque tuvo un paro cardíaco de 15 minutos en el Hospital de Luque, un hecho que jamás les mencionaron antes. Además, les confirmaron que la infección ya había afectado sus dos pulmones, y que ahora tiene una neumonía muy grave que ha afectado también al riñón y al corazón.
Los médicos de Acostañú les han dicho a los padres que solamente un milagro puede llegar a salvar la vida de su hija de 2 años.