La Municipalidad de Asunción se encuentra sumida en un caos financiero tras la gestión anterior, revelándose que más de 300.000 millones de guaraníes emitidos en bonos para obras públicas fueron utilizados mayormente para el pago de salarios y otros gastos corrientes. De este monto, solo 23 millones de guaraníes fueron encontrados en caja, lo que representa que casi el 95% de los fondos se desvió de su propósito original.
El interventor Carlos Pereira describió la situación como un “descontrol absoluto”, comparando la administración con el Titanic que veía el iceberg y sabía que se iba a estrellar. Además, se detectó una recurrencia en los rescates y préstamos retroactivos, indicando que los bonos nunca se pagaron realmente, sino que se diferían hacia adelante.
Esto generó una carga financiera significativa debido a altas tasas de interés (12%, 14%, 16%). En un ejemplo citado, los intereses a pagar alcanzaron el 87% del capital (711.000 sobre 817.500), demostrando que la práctica solo aplazó la deuda. Un agravante es que los intereses devengados no pagados nunca se contabilizaron como pagados, ocultando la verdadera magnitud de la carga.