La ciudad se llenó nuevamente de peregrinantes durante las misas de la mañana, especialmente a las 7:00 y 9:00, en un ambiente de fe y gratitud. Muchos llegaron para agradecer la recuperación de familiares enfermos, el retorno de seres queridos o la superación de momentos difíciles, cumpliendo promesas hechas a la Virgen.
Durante la homilía, el obispo Marcelo Benítez hizo un llamado a cuidar el medio ambiente y criticó el uso de agrotóxicos y la explotación irracional de los recursos naturales, señalando que el modelo de agronegocio favorece a unos pocos mientras deja a la mayoría en la miseria.
El fervor religioso se combina con un intenso movimiento comercial. Los comerciantes locales reportan ventas exitosas de recuerdos, altares, ropa y artículos tradicionales, generando un importante impulso económico en la capital espiritual del país.