El informe, que consta de 47 hojas, se basa en el análisis de documentaciones, inspecciones en el lugar y declaraciones de funcionarios y profesionales.
La UTI fue habilitada con “bombos y platillos” el 20 de febrero del 2025. Sin embargo, la auditoría revela un contraste “bastante llamativo” en los procesos de verificación. Se realizaron dos inspecciones previas: una el 18 de febrero y otra el 19 de febrero.
Según la primera acta de inspección del 18 de febrero, se señalaba que la obra “no estaba terminada” y se indicaban “observaciones verbales” acerca de las adecuaciones necesarias según el plano.
Las funcionarias que realizaron esta verificación declararon que la obra no estaba terminada para ese control.
Entre las observaciones verbales mencionadas figuraba la necesidad de cerrar una puerta del baño que comunicaba al exterior y liberar un pasillo que conducía a la UTI de niños. También se detectó que el inodoro para desechos patológicos era inadecuado en cuanto a su altura.
Sorprendentemente, al día siguiente, el 19 de febrero, otra inspección concluyó que la UTI estaba “habilitada” y que cumplía con todos los requisitos físicos y funcionales.
Las inspectoras de la Dirección de Establecimientos de Salud no sabían que la UTI se habilitaría al día siguiente de su control.