Aunque la mayoría de las afectadas optó por resguardar su identidad, una de las víctimas, que actualmente se encuentra residiendo y trabajando en el extranjero, pudo seguir el desarrollo del juicio mediante una videollamada. Su madre la acompañó en el proceso y estuvo presente al dictarse la condena.
La periodista agradeció a sus “compañeras de lucha” por haber tenido el valor de hablar, “sabiendo todo lo que nosotras perdimos e íbamos a perder”. Subrayó que, debido a los hechos, ella y otras afectadas “nunca más pudimos reconstruir nuestra vida profesional en nuestro país”, lo que la obligó a salir al exterior.
La víctima manifestó que el daño sufrido es “irreparable” e “irreversible”, pero que finalmente se restableció lo que ellas buscaban: la justicia. Su mensaje fue claro: la justicia “tarda pero finalmente llega”.
La profesional también extendió su agradecimiento a su abogado, al fiscal, al tribunal y a su madre por el acompañamiento.