Romero fue auxiliado aún consciente y trasladado primero al hospital de Santaní y luego al Hospital de Trauma en Asunción. Allí se confirmó la gravedad de sus lesiones: 10 costillas fracturadas, daños en ambos pulmones y la necesidad de una compleja cirugía. Los propios médicos reconocieron que su recuperación es prácticamente un milagro.
A dos meses del accidente, Mario recibió el alta médica y celebró poder volver a su casa. Aunque deberá seguir cuidándose y su recuperación total llevará unos seis meses, hoy ya puede hablar, caminar y realizar gran parte de sus actividades, dentro de los límites indicados por los especialistas. Con optimismo, dijo que quiere volver pronto a su trabajo en un astillero de la zona y retomar sus estudios.
Su mamá, Anuncia Ferreira, recordó la fe con la que acompañó cada minuto del proceso, en especial la devoción a la Virgen María, convencida de que su hijo saldría adelante. No se apartó de él en ningún momento, incluso soportando lluvia y granizo desde el lugar del accidente hasta llegar a la capital.