Esta banda se especializa en el robo de pertenencias de valor de vehículos de alta gama, utilizando inhibidores de señal para abrir los automóviles. Se ha confirmado que dos inhibidores con sus cargadores fueron hallados dentro del Kia Cerato donde ocurrió el crimen. Sus operaciones se extienden por Asunción, el departamento Central y, ocasionalmente, el interior del país.
La historia criminal de Dimitri es notoria: fue atrapado por la policía en al menos seis o siete ocasiones, siempre logrando recuperar su libertad. Su última detención se produjo el 2 de mayo de este año, y en enero también había sido detenido junto a un efectivo policial, lo que resalta el nivel de conexiones de la banda.
Los investigadores también confirmaron que el presunto autor del disparo fatal –quien escapó en un colectivo de la línea 30– es otro miembro principal de esta misma banda de “tortoleros” y cuenta con al menos cuatro o cinco antecedentes penales.
Un nuevo elemento en el esquema es Andrés Serafín Soloaga, un exfuncionario de la Cámara de Diputados detenido, quien no registra antecedentes en el sistema informático. Soloaga se perfila como una “pieza clave” dentro de la estructura de la banda para el alquiler de vehículos, lo que les permitía operar sin levantar sospechas al tener él un historial limpio.
Su versión de haber prestado el Kia Cerato a Dimitri horas antes del crimen ya presenta contradicciones con las imágenes de circuito cerrado que muestran a Dimitri usando el auto con chapas robadas desde horas de la madrugada.