La diligencia forense, llevada a cabo por el Dr. Pablo Lemir con la presencia de la fiscal, la jueza de la Niñez y la Adolescencia y el equipo forense, permitió la inspección externa e interna del cuerpo.
Según informó el Dr. Lemir, la joven presentaba dos lesiones contusas a nivel del cráneo, específicamente en el lateral izquierdo (temporo-parietal y parieto-occipital). Estas lesiones, descritas como traumatismo de cráneo cerrado sin rotura, probablemente la incapacitaron ya que venían acompañadas de hemorragia cerebral. Se estima que este golpe podría haber provocado la incapacitación de forma relativamente rápida.
Un hallazgo crucial es la sospecha de que la muerte pudo haber sido causada por una intoxicación por monóxido de carbono, es decir, por haber aspirado el humo o el fuego. Esta posibilidad se basa en características externas como el color rosado de la piel. No obstante, esta hipótesis, así como la posibilidad de muerte por acción directa del fuego, requiere la confirmación a través de un análisis de carboxihemoglobina.
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El forense fue enfático al señalar que, de forma muy probable, María Fernanda “estaba viva al momento de esa calcinación”, es decir, tenía signos vitales cuando fue expuesta al fuego. Descartó que la muerte se haya producido por asfixia o desangramiento.
Además de las lesiones en la cabeza, se detectó una fractura en el radio y cúbito del brazo derecho. Sin embargo, en este momento es muy difícil determinar si esta fractura se produjo en vida o post-mortem, lo que se intentará dilucidar con el estudio microscópico del tejido blando circundante. No se observó otra violencia aparte de los golpes en la cabeza
Otro dato relevante confirmado por la autopsia es que María Fernanda estaba embarazada. La gestación era de aproximadamente 14 a 15 semanas y el feto, que se encontraba dentro de la cavidad uterina, era de sexo masculino.
El Dr. Lemir indicó que no se pudieron determinar indicios de lucha o defensa debido al estado de calcinación de más de la mitad del cuerpo y la putrefacción en las partes mejor conservadas. Estimó que el tiempo de fallecimiento sería aproximadamente entre el 27 y 28 de marzo, el día de su desaparición o el siguiente.