El ataque comenzó cerca de las 2:15 de la madrugada, cuando vecinos escucharon intensos disparos y posteriormente una fuerte explosión que destruyó casi por completo el edificio. La detonación causó importantes daños en comercios cercanos, incluyendo roturas de vidrios y puertas.
Para impedir la persecución, los delincuentes arrojaron “clavos miguelito” en distintos puntos de la ciudad, afectando la llegada de las patrulleras, que arribaron recién a las 2:40.
La sucursal no contaba con guardia nocturna. Pese a estar a solo cuatro cuadras de la comisaría local, los pocos agentes disponibles estaban en otro operativo y fueron ampliamente superados en número y armamento.
Las autoridades continúan investigando el hecho y no se reportaron heridos.