Las cámaras de seguridad captaron el momento en que los asaltantes, que llegaron a bordo de un automóvil y una furgoneta, ambos de color gris, forzaron el portón de acceso y reventaron la puerta a patadas para ingresar a la vivienda alrededor de las 3 de la mañana.
Una vez dentro, los encapuchados y armados con armas largas redujeron a toda la familia que descansaba, actuando con extrema violencia. Según el relato de la hija de los dueños de casa, los asaltantes afirmaron ser “policías” al irrumpir.
Los criminales se dirigieron directamente a una furgoneta estacionada en el garaje donde se encontraban los 195 teléfonos celulares, los cuales estaban listos para ser enviados esa misma mañana a Saltos del Guairá por medio de una transportadora.
Además de la mercadería, los delincuentes insistieron en obtener dinero en efectivo. La violencia escaló cuando apuntaron con un arma de fuego a un adolescente de 16 años. El dueño de casa, que tiene dificultades en una rodilla y no podía acostarse boca abajo, fue obligado a sentarse en un sofá y mantenido bajo amenaza con un arma de fuego.
Un detalle crucial revelado por la hija de las víctimas es que el día anterior, cuando regresaban del microcentro de Ciudad del Este –donde son comerciantes–, fueron seguidos por una camioneta de color gris. La entrevistada describió que la camioneta utilizada en el seguimiento era “demasiado similar” en color y modelo a la que llegó frente a su vivienda en la madrugada del asalto, aunque esta última ya no llevaba chapa.
La familia había alertado al sistema 911 al ver el vehículo sospechoso estacionarse frente a su casa y a los hombres con armas largas descender. Sin embargo, según el testimonio de la hija, desde el 911 les indicaron que se trataría de “agentes policiales, en este caso de investigación de delitos”. Las víctimas mencionaron que los supuestos policías nunca se identificaron con placa o nombre, lo que les generó sospechas.