En el memorial 1A, ubicado en el lugar exacto donde ocurrió el siniestro, se realizó un acto conmemorativo en la primera planta. Al sonar las alarmas a la hora exacta en que se desató el incendio, familiares de las víctimas y desaparecidos (seis de ellos aún figuran como tales) se dieron cita para recordar a sus seres queridos.
La lucha por la justicia sigue siendo el clamor principal de las familias. Resaltan que el juicio fue dividido, lo que “hizo desastre”, y critican que no se hayan impuesto condenas más severas a los responsables, especialmente considerando que “cerraron todas las puertas” intencionalmente.
Además de la ausencia de justicia, los familiares señalan que las promesas de asistencia que el gobierno se comprometió a dar a los sobrevivientes —muchos de ellos con secuelas— no se están cumpliendo, incluso desde hace más de seis meses.
Testimonios desgarradores como el de doña Petrona, quien perdió a cinco familiares, y doña Francisca Alonso, que perdió a su hija, sus nietos y su marido, evidencian que, a pesar del tiempo, la herida sigue abierta y la memoria de los fallecidos se mantiene viva, con la esperanza de que algún día se haga justicia.