El motivo directo de la protesta es la inminente jura del exdiputado Orlando Arévalo como concejal suplente. Los empleados se oponen a que Arévalo preste juramento hasta que aclare su “situación procesal con la justicia”.
Arévalo se vio obligado a renunciar como legislador anteriormente debido a varios escándalos, y la sospecha es que su ingreso daría mayoría al sector interno colorado contrario al intendente, lo que se utilizaría para instrumentar la intervención del jefe comunal, Guido González.
Los funcionarios temen volver al “escenario decadente” de la intervención de 2019, que ocurrió bajo la administración del exintendente Armando Gómez. Recuerdan haber pasado “penurias” en aquel momento, llegando incluso a una Navidad donde “los compañeros no tenían ni para comprar una un muslo de pollo”. Argumentan que actualmente la Municipalidad de Lambaré “goza de buena salud” económica y no quieren otra intervención.
El intendente de Lambaré, Guido González, negó haber orquestado la toma municipal, adjudicándola a la responsabilidad propia de los funcionarios. Sin embargo, admitió la existencia de adversarios que pretenden “mancillar su administración”.
González aseguró que no teme una eventual intervención, ya que levantó la institución municipal de ser “prácticamente un muerto”, y afirmó que su municipio es uno de los pocos que goza de buena salud financiera, estando al día con todos sus proveedores. El intendente sugirió que sus opositores, incluyendo a Arévalo y su esposa, buscan “embarrar y ensuciar” su nombre porque él es precandidato a la intendencia nuevamente.
Mientras tanto, los concejales afectados que no pudieron sesionar ya presentaron la denuncia correspondiente ante la Comisaría y la fiscalía jurisdiccional.