El psicólogo aclara la importancia de que los padres muestren vulnerabilidad y establezcan límites claros, en lugar de intentar ser amigos de sus hijos. “Los padres no podemos ser amigos de los hijos, tenemos un rol, con dos funciones muy importantes: dar afecto y poner normas”.
También señala que la violencia normalizada, el machismo y la falta de valores en la sociedad contribuyen a que los hogares no sean espacios seguros para los jóvenes. “Para mi sobre todo faltan límites, los adultos tenemos que decir que está bien y que está mal y eso hoy en día está muy difuso... los adultos le tenemos que enseñar a los niños”.
El psicólogo Osvaldo dice que la solución a la violencia no radica en la represión, sino en un cambio cultural y educativo que aborde las causas fundamentales. “El cambio aquí tiene que ser, un cambio cultural y educativo. Lo punitivo nunca funciona en ninguna parte”.