Luciana notó un cambio en la coloración de la bebé y, actuando por instinto y conocimiento, corrió para asistirla. Rápidamente realizó una maniobra de desobstrucción que consiste en colocar al bebé sobre un brazo o rodilla con la cabeza más abajo y dar golpes con el talón de la mano en la espalda.
La profesora contaba con preparación en primeros auxilios gracias a un curso de gestión de riesgo con instructores de la Cruz Roja. Tras el incidente, la abuela de la niña se acercó a agradecerle profundamente.
Este suceso resalta la importancia de que todos conozcan técnicas de primeros auxilios, no solo docentes, ya que “los segundos corren” en estas situaciones. También se hizo un llamado a los padres para que eviten juguetes con piezas pequeñas y caramelos duros en niños menores de 3 años.