La afectada, identificada como Ramona, y su hija, estaban celebrando su cumpleaños cuando un grupo de cuatro a cinco jóvenes pandilleros, la mayoría de edad y aparentemente adictos a sustancias estupefacientes, irrumpieron violentamente en su domicilio.
Según el relato, estos individuos suelen portar armas blancas como machetes. Durante el asalto, los delincuentes golpearon a varias personas, y el hermano de Ramona recibió una herida cortante en la cabeza. Ramona afirmó que la consecuencia pudo haber sido mucho peor, incluso fatal, si su hermano no hubiera amortiguado el golpe, salvando su vida. Él fue auxiliado y llevado a un hospital, donde aún presenta secuelas del hecho.
Este último episodio de violencia fue el detonante para que Ramona decidiera mudarse a un inquilinato en otro barrio de Ciudad del Este, cansada de la situación. Anteriormente, la mujer ya había experimentado múltiples robos y destrozos en su vivienda.