Al notar el “movimiento raro”, agentes policiales que patrullaban la esquina fueron recibidos con disparos de arma de fuego, lo que desató un tiroteo.
Los asaltantes intentaron huir en diferentes direcciones: uno de ellos, el conductor del automóvil, logró escapar, mientras los otros tres se dispersaron.
La rápida y efectiva acción policial permitió rodear el local. Uno de los delincuentes fue detenido tras romperse el tobillo al saltar de un techo de un edificio de cinco pisos. Otro ingresó al departamento de un estudiante de medicina, encañonó al estudiante y a su novio (un ciudadano brasileño), tomándolos como rehenes antes de ser reducido por la policía.
El comisario principal Hugo Grance, jefe de investigación criminal, confirmó que se sigue trabajando para ubicar al cuarto integrante que se encontraba en el vehículo en las afueras. El incidente, que movilizó a policías y conmocionó a vecinos, demostró la efectividad de la acción policial a pesar del peligro.