En su homilía, el monseñor mencionó que el deterioro del medio ambiente, impulsado por prácticas como la agricultura intensiva y el abuso de los bienes, exige un cambio profundo y urgente en los estilos de vida y modos de producción, según se desprende de un reciente llamado a la acción. La problemática ecológica se considera inseparable de la justicia social, donde las víctimas del deterioro son consistentemente “los más pobres”.