La historia de Orlando Gill, arquero de la Selección Paraguaya, nace en el Club 13 de Junio de Reducto. Allí, entre 2012 y 2013, comenzó como mediocampista antes de destacarse bajo los tres palos.
Sus amigos de infancia, lo recuerdan como un joven callado, pero fundamental en el equipo. Entre risas, comparten una divertida anécdota. Fueron testigos de su crecimiento y celebraron con alegría su debut en la Albirroja.
Pero el mayor sostén de Orlando Gill fue su esposa, Melissa Ávalos, con quien compartió los momentos más duros. Ella reveló que Orlando llegó a vender camisetas, ‘championes’ y hasta recuerdos de la selección Sub-20 para subsistir. El nacimiento de su hijo Lauti marcó un tiempo de carencias y oraciones constantes.
“Un día lo soñamos y hoy lo vivimos”, escribió Meli en un emotivo mensaje en redes sociales. La vida de Gill refleja sacrificio, fe y el amor incondicional que sostiene cada triunfo deportivo.